jueves, 5 de agosto de 2010

Esfuerzo por expresar lo de adentro.




Aquella sensación  extraña, verano tras verano,  que sin saber exactamente por que todo mi cuerpo recorre mientras digo adiós a esa ciudad con la que he compartido veranos desde que mi memoria alcanza.
Contención, labios apretados con la finalidad de evitar el contacto de mis lagrimas con el exterior...
Es curioso, en una semana vuelvo a verlas a casi todas, a excepción de la suiza y de la señorita rodilla, quizás la tristeza se deba al adiós de los días junto a todas y cada una de ellas con el indispensable papel que esa pequeña ciudad de montaña juega en nuestras vidas..
Y por si lo anterior no era difícil de explicar, de reflejarlo en palabras, encontrar el por que de lo siguiente aun lo es más.
Esta sensación de angustia se ve compensada por la sonrisa, que al pensar en mi próxima parada, se esboza en esta cara tostada por el sol.
Digo hasta luego a 10 imprescindibles pero un ansiado ¡Hola! a un único.
Grandes días en su excelente compañía se avecinan.

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